Tengo hambre de tus besos,
que como un cálido suspiro,
me llenan de pensamientos perversos,
mientras tus profundos ojos miro.
Tengo hambre de tus caricias,
que purifican mi día a día,
tan dulce que me envicias,
y de los que el mundo envidia.
Tengo hambre de tus abrazos,
que relajan todo mi ser,
como si fuera unos eternos lazos,
que nos unen y mecen.
Tengo hambre de tu cuerpo,
tan compacto y a la vez pequeño,
aunque con peculiar esqueleto,
pero que me hace sentir en un sueño.
Tengo hambre de tí,
de todo tu ser,
porque eres todo en mí,
y llenas todo mi ser.
Mi vida,
mi locura,
mi pasión,
mi cielo,
mi tierra,
mis estrellas,
mi ángel,
mi demonio,
mis lobatitos.
Para Pedro
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