martes, 14 de mayo de 2019

Cuando encuentras textos y dices pertenecen a aqui


Sabes ese momento en el que sientes un gran peso en la espalda, que parece que te hará hundirte en el suelo.
Ese dolor que te abruma y duele como cientos de cuchillas, que hacen crujir y lamentar el porque salir de la cama y el porque no quedarte para siempre en ella. Pero incluso en ocasiones ese santuario de Morfeo se vuelve contra ti y acomete en esas noches de dolor e insomnio que ni en los brazos de la Luna podría calmarte. Esa ansiedad que corre por tus venas como si de sangre se tratara y que por único mérito de ese día sea sobrevivir, y no caer en ningún lugar solo y abandonado. Cuando ese dolor comienza en tu columna, en la parte de tus riñones y acaba apoyando se entre tus omoplatos, con una sensación de que en un par de vértebras se aguanta el peso de tu vida, de tu alma y de tu corazón como si un fino hilo estuviera manteniendo toda esa quemazón. 


Si ese malestar que inunda tu alma y ahoga a tu corazón en un océano de dolor y nostalgia. Y observas que no es agua, ni un líquido lívido, por ello acabas descendiendo en las tormentosas aguas de tus sentimientos, con cientos de arpones clavados tanto en tu cuerpo, en tu alma y en tu corazón. 
Y notas que poco a poco se apaga, queriendo únicamente hundirte hasta el fondo y dejar que esa corriente te lleve sin ninguna preocupación solo la de respirar; la cual tampoco es simple ya que el líquido comienza a asfixiar tus pulmones como si de una gelatinosa mezcla fluyera en tu interior dejando atoradas varias partes de este...